El tomate perita es ampliamente utilizado en la comida típica de Venezuela, Colombia, Perú y Ecuador, tanto en la temporada lluviosa como en la temporada seca, por lo que su cultivo es muy demandado en esta zona de Latinoamérica. El tomate perita se caracteriza por tener una forma más alargada que gruesa y una pulpa un poco menos ácida que otras variedades de tomate, por lo que es muy usado para la preparación de salsas y guisos, así como en ensaladas.
Para cultivar el tomate, en primer lugar hay que tener en cuenta las condiciones del terreno, la calidad del suelo y la selección de las mejores semillas, pues adquirir semillas certificadas aumenta las posibilidades de tener una amplia y buena producción
Para hacer crecer las plántulas de este tomate, en primer lugar se deben preparar bandejas de germinación, donde crecerán hasta un tamaño ideal para hacer el trasplante a suelo firme, sin que la raíz se vea afectada y con menos pérdidas de plantas. Estas bandejas se rellenan con tierra preparada con sustrato bien abonado y un poco apisonado en cada pequeño espacio donde crecerán las plántulas.
Seguidamente, se colocarán con mucho cuidado cada una de las semillas en todos los huecos de la bandeja, que posteriormente comenzarán a germinar al cabo de una semana y aproximadamente en 25 días o un mes, se tendrán pequeñas matas listas para llevar a sembrar en el campo. Durante este proceso de germinación, el campesino cuida las bandejas aplicando fertilizantes y algunos pesticidas orgánicos para evitar que plagas dañen estas pequeñas plantas de tomate perita.
Una vez que se llevan las plantas al terreno, el suelo debe estar arado, abonado y muy húmedo para que estas se puedan desarrollar de forma óptima. Seguidamente se comienzan a instalar en el terreno en hileras, con una distancia aproximada de 30 centímetros entre cada planta. Una vez instaladas, las plantas comenzarán a afianzar sus raíces en el nuevo suelo y así a crecer. En un lapso estimado de 20 días, estará totalmente formada y se tendrá que proceder a realizar el tutoraje con estacas o palos, para que la planta del tomate perita siga creciendo, aunque este paso es más usado en la siembra industrial y en menor escala en la producción campesina artesanal.
El uso de invernaderos para la siembra del tomate perita, es ideal según los expertos, por reducir el riesgo de desarrollar hongos y plagas en las plantaciones, así como disminuir la incidencia del clima que a veces puede perjudicar su cultivo. De igual forma, se reduce la cantidad de fertilizantes que se emplean, en comparación a los cultivos de tomate perita que se realizan a campo abierto. Una vez sembrado en el terreno, se debe esperar para la cosecha del tomate perita unos 75 días.
Abono
La primera vez que se abona la planta del tomate perita es la momento de su siembra, para que la raíz absorba rápidamente los nutrientes del abono orgánico. Pasados los 20 días se vuelve a colocar un abono mejorador de suelo con minerales como el fósforo, el calcio y el potasio para estimular la fortaleza de la planta. Luego del primer mes se puede comenzar a colocar abonos químicos, pues ya estará la mata lo suficientemente fuerte.
Si el cultivo se realiza en invernadero, se puede aplicar abono soluble a través del sistema de riego, para que la hidratación vaya acompañada de la nutrición.
Plagas
El tomate es muy sensible al ataque de plantas. Es muy común ver insectos que atacan el cogollo de la planta, que si no se controla a tiempo es destructor de todo el cultivo, pues el fruto del tomate perita queda perforado.
También la mosca blanca es perjudicial para el tomate, pues sus deposiciones abren el campo para que otras plagas se aniden en las plantas, por lo que también debe ser eliminada apenas se detecte.
Para controlar estas plagas, en siembras bajo invernadero, se reduce un 60% el uso de agroquímicos con pesticidas y fungicidas, mientras que en cultivos a campo abierto, se realizan riegos de estos productos por lo menos cada dos días, pues mientras más grande es la cantidad de plantas, más serán los agroquímicos que se utilicen para disminuir las plagas.
Asimismo, otro problema que puede llegarse a presentar en el cultivo de tomate, tiene que ver con el clima, pues cuando es muy lluvioso, o muy frío, tiende a secar la piel de los frutos y a disminuir potencialmente la producción.
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