La patilla es una fruta muy cotizada durante el verano, por su grandiosa capacidad de saciar la sed de quien la consume, gracias a su alto contenido de agua. Conocida también como sandía o melón de agua, su nombre científico es Citrullus lanaus. Es una gran fuente de vitamina A, E, B1, B6 y vitamina C, en mayor cantidad que cítricos como la naranja, lo que ayuda a mantener una piel saludable gracias a que estimula la producción del colágeno.
Al ser una fruta tan cotizada en el mercado, sería rentable poder plantarla en tu propio huerto si dispones de un patio o un terreno cercano a tu vivienda y te encuentras ubicado en un clima tropical, o en una latitud donde la temperatura de la estación oscile entre los 23 y los 28 grados centígrados, aunque puede tolerar climas un poco más fríos, su crecimiento se ve afectado en temperaturas inferiores a los 11 grados.
La patilla por lo general es un cultivo poco exigente, pues le agrada crecer en suelos muy sueltos y fertilizados con materia orgánica, que bien puede ser un sustrato realizado con compost o estiércol. Otra importante ventaja es que para mantener su cultivo no se requiere de demasiada agua, lo que favorece la siembra artesanal sin sistemas de riego por goteo sofisticados. Asimismo, nada se pierde de sus cosechas, pues con los desechos de patilla que puedan quedar luego de la recolección, también se puede alimentar al ganado porcino y vacuno, aportándoles gran hidratación en zonas áridas.
Así como el resto de los rubros de la agricultura, se recomienda plantar en terreno abierto cuando ya se tenga desarrollada una plántula en un germinador o un semillero, para que esta tenga raíces un poco más fuertes y formadas que resistan la inclemencia del clima y sean más resistentes a plagas y enfermedades, lo que además permite tener más exactitud con respecto a la separación entre una planta de patilla cuando se siembran en hileras.
En cuanto a los fertilizantes que se utilizan para plantar patillas o sandías están el potasio, la urea, el calcio, el llamado triple 15 y el tradicional hummus de lombriz, que se emplea sobre todo cuando se ha retirado la plantación luego de la cosecha y se desea restablecer el suelo del terreno.
Entonces desde tu hogar puedes germinar semillas de patilla con tan solo una botella plástica grande si no cuentas con semilleros especiales para este trabajo, que se usan en la industria agrícola. Asimismo, puedes hacerlo con las semillas que obtienes luego de comerte un pedazo de sandía en tu casa, o si prefieres puedes comprarlas en sitios especializados como Semillas Venezuela en su web www.zonagrícola.com.
Para poner manos a la obra al semillero casero, debes abrir un hueco con forma de rectángulo a lo largo de la botella plástica y seguidamente abrir por el otro lado de la botella pequeños hoyos con un clavo y un martillo para facilitar el drenaje del agua, pues de esta forma se mantiene la humedad óptima de la tierra sin que se acumule demasiada agua y dé lugar a la formación de hongos.
Una vez que ya tengas dispuesto tu recipiente para las semillas, puedes emplear cualquier material para el suelo que tengas a la mano, como tierra negra, arenosa o hummus de lombriz, también en sitios especializados en agricultura venden en pequeños sacos sustrato o abono con el que puedes dar vida a las plántulas de patilla. Coloca la tierra bien distribuida en el recipiente con cuidado de no aplastar demasiado pues quitarás los espacios de aire por donde se colarán las raíces.
Seguidamente viene la colocación de las semillas en tu cantero, para eso realiza pequeños huecos en la tierra (te puedes ayudar con el mismo clavo con que abriste los agujeros de la botella) que no tengan demasiada profundidad y un espacio determinado entre cada semilla. Luego colocarás las semillas en cada hueco, cuidando que estas no estén a más de un centímetro de profundidad, porque sino les costará demasiado salir a la superficie cuando germine.
Finalmente colocarás un poco más sustrato sobre la capa de tierra que tiene las semillas sin aplastar y agrega agua con un riego suave para no mover las semillas y sin excederte en la cantidad, solo colocando la suficiente para que toda la tierra se moje.
Una vez que crezcan las plántulas puedes llevarlas a suelo firme en tu patio donde las plantarás con una separación mínima de 1,5 metros.